Ya volvemos a estar por aquí tras el periodo de vacaciones, y, todo y no ser la primera semana del mes, como es la primera que comentamos, os ofrecemos un Personaje Histórico.

Roger de Llúria
(Lauria, Basilicata, c. 1250 – Valencia, 1305)

Roger de Llúria fue el almirante más insigne de la flota catalanoaragonesa. El 1282 durante la conquista de Sicilia, se enfrentó al almirante francés Guillaume Cornut. En el cuerpo a cuerpo, el francés consiguió clavar una lanza en el pie de Llúria, pero este se la arrancó y la clavó en el pecho de su rival. Derrotado Cornut, las galeras francesas huyeron, pero Llúria capturó 10. Se rindieron las ciudades de Messina, Gozo y Lipari. Más tarde, atacó la costa de Calabria, y sitió las villas de Escalea, Santo Lúcido, Cetraro, Amentea, Ischia y Capri.

El 1284 salió a buscar a Carlos el Cojo, hijo de Carlos de Anjou. Esta vez, el almirante catalán, quera un muy buen estratega, hizo ver que huía, y de golpe, cambió de rumbo, y atacó con furia. Eran 69 navíos franceses contra 41 catalanes, pero Llúria consiguió no sólo derrotar al enemigo, si no también hacer prisionero al príncipe de Salermo; como botín, se llevó 8.000 hombres y 45 galeras. La lista de sus conquistas es inacabable.

Cuando Jaime el Justo decidió renunciar a Sicilia, y su hermano pequeño, Federico, ocupó el trono, Llúria decidió combatir al lado del nuevo rey de los sicilianos y se enfrentó a su antiguo monarca. Conquistó otras ciudades para Federico, pero pronto surgieron divergencias y el almirante decidió volver al lado del rey de la Corona de Aragón. Luchando al lado del Jaime II se apoderó de Calabria, pero fracasó en el sitio de Siracusa. Los sicilianos obtuvieron una división de 16 galeras y decapitaron a su sobrino, Juan de Llúria. Llúria clamó venganza y ejecutó a todos los prisioneros que hizo en una de sus victorias, la de Cabo Orlando, el 4 de julio de 1299. Tras la paz de Caltabellotta, el 1302, marchó a Valencia, donde murió el 17 de enero de 1305. Fue enterrado en el monasterio de Santes Creus, a los pies del sepulcro de Pedro el Grande, tal como ordenaba su testamento.